Antisemitismo

Hay una ola antisemita en todo el mundo. El atentado de ayer jueves en Washington refuerza lo que digo. Los responsables deberían hacérselo mirar. La ola anti semita se ha instalado también en España, alentada por la postura oficial. Yo conozco Palestina. Yo conozco el Estado de Israel. E Israel tiene mi simpatía, en todo lo que la tiene que tener. Es decir, los judíos son un pueblo que han sufrido el holocausto brutal. Los judíos son un pueblo de inteligencia privilegiada, que comete errores, naturalmente. ¿Se ha excedido Netanyahu en Gaza? Puede ser. Pero recuerden la masacre de aquel concierto y el despiadado ataque de Hamás a los hogares de cientos de israelitas, cuyos bebés fueron masacrados por las hordas asesinas, financiadas, entre otros países, por Irán. Yo he visto, lo repito, cómo repartía dólares Hamás por las esquinas de poblaciones de Gaza. Yo he visto cómo controlaban a la población y cómo la población protegía a los terroristas, entre los que estaban asesinos en serie, narcotraficantes y otros sinvergüenzas de similar ralea. ¿Se le ha ido la mano a Netanyahu en la franja de Gaza? Probablemente, pero en las guerras, que son todas crueles, siempre hay daños colaterales. De la cordura a la barbarie hay una línea muy delgada. Miren lo que pasó en la II República Española: a Calvo Sotelo lo mató la escolta de Indalecio Prieto, que era un ministro de la República. El Frente Popular pasó de la paz republicana, aunque fuera incierta, a fusilar obispos por el mero hecho de serlo. Los españoles no somos ajenos a la barbarie. Nos permitimos hablar de Gaza pero olvidamos las brutales “sacas” republicanas y los terribles fusilamientos franquistas por pensar de distinta manera que el dictador y que sus secuaces. En las guerras, y más en las civiles, no hay buenos y malos, todos son malos. Pero no se puede demonizar a un pueblo que se defiende, aunque sí es preciso denunciar lo que hace mal. Sánchez, poniéndose al lado de los palestinos, se pone inconscientemente junto a Hizbolá y junto a Hamás. Es decir, toma partido. Si se quiere ser un buen gobernante es preciso saber mantener una exquisita neutralidad. Israel sabe cómo combatir a Sánchez. Le ha grabado más de cien horas, a través de Pegasus, un sistema de patente israelí, y esto lo sabe el CNI, que probablemente conozca también el contenido de las grabaciones, obtenidas probablemente con la colaboración de Marruecos y que, tarde o temprano, saldrán a la luz. Sánchez debería aparentar mejor de qué lado está, aunque lo ideal sería que no estuviera de ninguno. Pero demonizar a Israel no es buena política, ni práctica, ni justa. Lo pagará, incluso peligra su carrera.