Ibtissame Betty Lachgar, psicóloga clínica y prominente activista feminista y LGTBI, fue detenida en Rabat tras publicar en redes sociales una fotografía en la que aparece luciendo una camiseta con el provocador mensaje “Alá es lesbiana” seguido de una dura crítica al Islam como ideología supuestamente “fascista, falocrática y misógina”. La fiscalía marroquí ha abierto una investigación por blasfemia, una acusación grave en el país, castigada por la ley y que implica cárcel y cuantiosas multas.
La publicación fue acompañada de un texto en el que Lachgar reprochaba la rigidez religiosa: “En Marruecos voy con camisetas que critican religiones, el islam, etc. Nos cansáis con vuestras santurronerías y acusaciones.” Esta manifestación provocó un aluvión de ataques en redes sociales: la activista ha denunciado haber recibido miles de amenazas de violación, de muerte, así como llamados al linchamiento y la lapidación.
La Fiscalía del Tribunal de Primera Instancia de Rabat comunicó oficialmente que la activista fue detenida “por la gravedad de los hechos”. La investigación preliminar estará precedida por una custodia judicial que podría durar hasta 48 horas, tras lo cual se determinará si procede su puesta en libertad provisional o si se presentan cargos formales. Mientras tanto, la activista seguirá bajo custodia.
El delito de insultar la religión islámica está tipificado en el artículo 262 del Código Penal marroquí. Si se prueba culpabilidad, la pena puede alcanzar los cinco años de prisión cuando la ofensa se difunde públicamente, y una multa de hasta 200.000 dírhams (aproximadamente 19 000 €).
Lachgar es cofundadora del Movimiento Alternativo para las Libertades Individuales (MALI), un colectivo que ha impulsado iniciativas por la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y mayores libertades individuales. Su trayectoria suma activismo feminista, pro-LGTBI y de oposición a tabúes religiosos.
Este caso incendia el ya complejo debate sobre la libertad de expresión en Marruecos, especialmente en relación con críticas hacia la religión. Organizaciones de derechos humanos ya advierten que esta detención evidencia el peligro que corre la disidencia y los derechos fundamentales en situaciones donde lo religioso sigue teniendo carácter de inviolable.





