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El PSOE echa a la calle a Ábalos, lo expulsa del partido, cerrando así el expediente abierto hace 16 meses, cuando estalló la trama corrupta. Sánchez está acojonado, ya no sabe qué hacer. Hasta la celebración del comité federal de julio, ha puesto a Cristina Narbona –que no se entera de nada—y a otros tres desconocidos, al menos para mí, al frente de una gestora para gobernar el partido. Ya no sabe qué hacer, pero no se va. A sus socios tampoco les interesa que se mande a mudar porque a los indepes catalanes y a los maquetos vascos sólo les interesa el dinero de fin de mes, las prebendas fiscales y lo que le puedan sacar a un hombre débil, agotado de tanto maquillaje y de tanta mamandurria, que la mamanza agota y el maquillaje, no veas. Yo me fui de la tele porque le tenía asco a las esponjas con las que me teñían la cara con el sudor del anterior. Y si Aldama abre su sobre, Sánchez y Zapatero a lo mejor se tienen que echar a correr en un Falcon compartido rumbo a Dominicana, que es el previsto destino final para ambos. No sé para qué se está comprando Bambi tanto chalé si los va a tener que abandonar cuando la nueva Hacienda de la nueva democracia se los incaute, como responsabilidad civil. Al menos, que se sepa, Sánchez no se ha comprado nada, a no ser que le embarguen las saunas gays de su suegro Sabiniano, que en paz descanse. España está hecha unos zorros, existe un evidente desgobierno y Sánchez lo supedita todo a que no tenga demasiada contestación en el comité federal de julio e, incluso, que sea aclamado. Para eso se fue a reflexionar a Quintos de Mora. El PSOE es hoy una caricatura de partido, incapaz de que nadie, ni los suyos más humildes, le crean al amado líder, a pesar del montaje de adhesiones que ha organizado en las redes. El segundo y el tercer informe de la UCO están al caer y una vez más ha sido la Guardia Coivil la que nos recuerde que esto tiene que ser un Estado de Derecho y no una pocilga corrupta, un goro de cochinos al único y exclusivo servicio de algunos bolsillos. Ábalos, en el Congreso, lo que va a hacer es no ir a las sesiones, cobrar a fin de mes en el Grupo Mixto, o donde sea, y a vivir hasta que la cosa dure, que no creo que dure mucho, aunque Sánchez intentará estirar la legislatura como un chicle. Hoy iba a hablar otra vez desde Ferraz. ¿Para qué? ¿Para seguir anunciando su muerte anunciada? Mejor ahora que se calle y que se meta en un armario empotrado de La Moncloa, con La Bego, a verlas venir. Lo demás sería un suicidio. Sánchez ya no es nadie. Tiene un lastre demasiado pesado guardado en los culos familiares.