Con el lanzamiento de la Temporada 1 del Capítulo 7 —bautizada como Pacific Break—, Fortnite estrena una de las transformaciones más radicales de su historia: el clásico salto desde el autobús volador ha desaparecido para dar paso a un aterrizaje en la isla surfeando una ola gigante.
A partir de ayer, 30 de noviembre de 2025, cuando el nuevo mapa entra en servicio, los jugadores aterrizan en la nueva isla llamada Golden Coast a bordo de un tsunami, en lugar de hacerlo desde el tradicional autobús. Esta novedad altera profundamente el inicio de cada partida: ya no es posible elegir libremente el punto de caída, ya que la ola llega desde una dirección aleatoria, y los puntos de desembarco en tierra firme son limitados.
El cambio no es meramente cosmético ni temporal: desde hace prácticamente ocho años, el salto en bus era sello de identidad del Battle Royale, una mecánica clave para la estrategia de apertura y distribución de jugadores. Su eliminación supone, por tanto, un giro audaz en la filosofía de juego de Fortnite.
La nueva temporada no se queda solo en el método de llegada: incluye un mapa completamente rediseñado, una ambientación inspirada en la Costa Oeste de Estados Unidos, 13 nuevos escenarios o “POIs” que reemplazan las ubicaciones anteriores, y un nuevo sistema de progresión del Pase de Batalla con desbloqueo libre de skins y cosméticos. Entre las novedades destacan personajes como la Novia de “Kill Bill” o Marty McFly, lo que pone de relieve la apuesta de los desarrolladores por colaboraciones llamativas.
Para muchos jugadores, este cambio representa una bocanada de aire fresco: la dinámica acelerada, la incertidumbre sobre la zona de aterrizaje y la nueva estética surfera prometen partidas más impredecibles y frenéticas. Otros, sin embargo, lamentan la pérdida de control estratégico con el que contaban al elegir su punto de caída desde el autobús, y ven en esta “ola de cambio” un riesgo de alejar a quienes prefieren jugadas más meditada.





