Durante años, las urgencias de La Candelaria han sido el símbolo de la presión asistencial en Tenerife. Pasillos llenos, salas saturadas en los picos de gripe y profesionales trabajando al límite para intentar dar respuesta a muchos más pacientes diarios de los que pueden asumir.
Solo en 2024, este servicio atendió a 114.338 personas, de las cuales 16.583 terminaron ingresando. Por eso, la apertura de las nuevas urgencias no es una obra más sino que supone reformular la “puerta de entrada” al sistema sanitario público de la isla.
La ampliación, financiada por el Gobierno de Canarias, ha supuesto una inversión de 9,5 millones de euros. Desde hoy miércoles entra en funcionamiento la planta baja, lo que añade más de 2.000 metros cuadrados al servicio de urgencias para adultos y permite, en la práctica, duplicar el espacio del que se disponía hasta ahora.
El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y la consejera de Sanidad, Esther Monzón, visitaron las instalaciones antes de su apertura. Clavijo habló de “un salto de calidad sin precedentes” y subrayó que la prioridad ha sido mejorar “la puerta de entrada al sistema, que son las urgencias”, poniendo al paciente “en el centro” y ofreciendo a los profesionales espacios adecuados para desarrollar su trabajo en momentos especialmente críticos.
Tres ámbitos principales
La nueva área de urgencias de adultos, situada en la planta baja del edificio, ocupa 2.079 metros cuadrados y se organiza en tres ámbitos principales: urgencias generales, traumatología y salud mental.
Esta distribución busca evitar el caos, separar circuitos según el tipo de patología y reducir al máximo las esperas en pasillos. El jefe del servicio, Ignacio Ayala, explicó que en este nuevo espacio se han habilitado 76 puestos de atención, además de cinco salas, una destinada a familiares y cuatro para observación y para pacientes que están pendientes de pruebas complementarias.
El diseño incorpora cuatro consultas de enfermería, tres de medicina y cuatro salas asistenciales, preparadas para atender a los usuarios según la gravedad de su situación.
Una de las novedades más relevantes es la creación de un área específica para salud mental dentro de urgencias de adultos. Su objetivo es ofrecer una atención más segura, más tranquila y más ajustada a las necesidades de pacientes que acuden en situación de crisis, intentos autolíticos o descompensaciones agudas, evitando que tengan que compartir espacios con el resto de usuarios en momentos especialmente delicados.
La traumatología también gana entidad propia dentro de la planta baja, con circuitos diferenciados para quienes llegan tras caídas, accidentes o golpes que requieren radiografías, inmovilizaciones o cirugía menor. Al separar estos flujos del resto de urgencias generales, se busca evitar cuellos de botella y agilizar la atención tanto de los casos leves como de los graves.
Dos alturas
El proyecto no se limita a la planta baja. El nuevo edificio tiene dos alturas y la primera planta está destinada a las urgencias de Pediatría y de Obstetricia y Ginecología. Esta parte de la obra ya está terminada, pero su entrada en funcionamiento se hará en una segunda fase, cuando se complete la conexión interna con el área de paritorios y el bloque pediátrico.
Cuando esté operativa, La Candelaria contará con circuitos claramente diferenciados para niños, embarazadas y mujeres con problemas ginecológicos urgentes, mejorando la intimidad y la seguridad de estas pacientes y evitando que compartan espacios con patología adulta general.
En conjunto, la ampliación permitirá disponer de un área de urgencias con 165 camas y boxes, nueve salas de observación, dos salas de críticos y una sala de espera para familiares. A esto se suman cuatro consultas de médicos y cuatro de enfermería, un área específica para salud mental, otra para urgencias traumatológicas, un espacio propio para Radiodiagnóstico y las zonas de urgencias pediátricas y ginecológicas con sus respectivas salas y consultas. Todo ello al servicio de un equipo formado por más de 400 profesionales sanitarios y no sanitarios, que son quienes sostienen, día a día, el peso real de la asistencia.
Cambios para los usuarios
Para los pacientes, los cambios deberían notarse en menos esperas en pasillos, más intimidad en las exploraciones, mayor rapidez en la clasificación según gravedad, más comodidad en las salas de observación y mejores condiciones para los familiares que aguardan noticias.
Para los profesionales, disponer de espacios más amplios y mejor organizados significa trabajar con menos ruido, menos improvisación y más seguridad, algo fundamental cuando se manejan situaciones límite de forma cotidiana.
Al fin y al cabo, en un contexto en el que la presión asistencial no deja de crecer, contar con una infraestructura moderna, amplia e integrada es una pieza clave para que la respuesta sanitaria esté a la altura de lo que la ciudadanía necesita cuando más vulnerable se encuentra.





