El expresidente de Francia Nicolas Sarkozy ha salido este lunes de prisión tras cumplir 20 días de reclusión, en lo que representa un episodio sin precedentes: fue el primer jefe de Estado francés encarcelado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, así como el primer exmandatario de un país miembro de la Unión Europea en ingresar en prisión.
Sarkozy ingresó en la prisión de La Santé, en París, el pasado 21 de octubre para comenzar a cumplir una condena de cinco años por asociación ilícita, relacionada con la financiación de su campaña presidencial de 2007 mediante fondos libios.
Tras una audiencia de apelación en la que sus abogados solicitaron su puesta en libertad bajo supervisión judicial, un tribunal parisino aceptó este lunes la solicitud y permitió que salga a la espera del juicio de apelación previsto para la primavera. Las condiciones de su excarcelación incluyen la prohibición de abandonar Francia y el sometimiento a controles judiciales.
Sarkozy aseguró desde su salida que se concentrará “únicamente en probar mi inocencia” y calificó su estancia en prisión como “muy dura”, describiéndola como una “pesadilla”.
La imagen de un expresidente en la cárcel ha sacudido la vida política francesa, un país que ya había visto a Sarkozy condenado previamente en otro caso de corrupción por tráfico de influencias, el llamado caso de las «escuchas» o caso Azibert.





