Los servicios de inteligencia de Corea del Sur afirman que la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) ha enviado alrededor de 5.000 soldados especializados en construcción a suelo ruso desde septiembre, con el objetivo declarado de participar en la “reconstrucción de infraestructuras” en la frontera entre Rusia y Ucrania. Según el diputado surcoreano Lee Seong‑kweun, estos efectivos constituyen una primera fase de despliegue, y se estima en 10.000 el total de tropas norcoreanas actualmente estacionadas en esa zona estratégica.
La estimación fue revelada tras una comparecencia ante el Parlamento surcoreano, en la que Lee explicó que “unos 5.000 soldados norcoreanos de construcción se desplazaron a Rusia por fases desde septiembre y se espera que sean movilizados para la reconstrucción de infraestructura”. Esta información intensifica las preocupaciones internacionales sobre la implicación de Pyongyang en el conflicto ucraniano y su alianza cada vez más estrecha con Moscú.
Corea del Norte ya había sido señalada por desplegar fuerzas militares en apoyo del esfuerzo bélico ruso, pero el carácter de este nuevo envío —calificado como “obra” más que combate directo— sugiere un cambio de táctica: no tanto participar en operaciones ofensivas, sino contribuir al mantenimiento logístico, reparación y reconstrucción de zonas de conflicto. Esta faceta abre una nueva dimensión del involucramiento norcoreano que va más allá de la tradicional asistencia militar.
Si bien Moscú no ha confirmado oficialmente esta transferencia de personal, las fuentes surcoreanas insisten en que los movimientos ya han comenzado y que se prevén más fases en los próximos meses.
El escenario plantea importantes implicaciones geopolíticas. Para Corea del Norte, el acuerdo con Rusia podría suponer recompensas en forma de tecnología militar avanzada o ayuda económica, mientras que Rusia ganaría refuerzo en un frente que sufre desgaste acumulativo. Para la comunidad internacional, la operación representa una nueva arista de la guerra híbrida: un tercer país usando personal de “reconstrucción” como apoyo indirecto a un conflicto que se creía regionalizado.





