En los diez primeros meses de 2025, la llegada de personas a Canarias en pateras y cayucos se ha reducido un 58,6%. De las 34.087 registradas a 31 de octubre de 2024 a las 14.099 de este año.
La caída insular se extrapola a la dinámica nacional: 30.263 migrantes han llegado de forma irregular a España hasta el 31 de octubre (una bajada interanual de 35,8%), de los que 27.001 lo hicieron por mar a bordo de 1.066 embarcaciones. Una tendencia bajista pese al repunte de octubre y a la subida en la ruta de Baleares (66%).
Por procedencias, la ruta canaria sigue marcada por Mali (41,7%), Senegal (23,3%) y Guinea (10,6%). Entre quienes llegaron en 2024 por cayuco o patera, entre el 70% y el 80% solicitó asilo por huir de conflictos o persecución.
Por qué bajan tanto las llegadas
Antes de analizar las causas hay que apuntar que este fenómeno no es “automático”, ha hecho falta años de acciones concretas para llegar a esta bajada tan significativa.
Seguramente, uno de los puntos de inflexión se dio a principios de 2022, cuando España (más bien, Pedro Sánchez) controvertidamente comunicó a Rabat que consideraba el plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental como la base “más seria, creíble y realista” para una solución. Un cambio de calado en la política internacional del país que no fue consultado ni comunicado previamente ni al rey, ni al Parlamento.
Un esperpento, sí, pero cierto es que se reencauzaron las relaciones bilaterales y gracias a ello se intensificó la cooperación en migración y control fronterizo, con una mayor implicación de Marruecos en la prevención de salidas hacia Canarias y en los operativos conjuntos con España y el Frontex.
Más control en los países de salida y tránsito
Las autoridades de Senegal han intensificado las intercepciones costeras y los operativos contra redes que preparan rutas hacia Canarias.
Pero el punto más decisivo es Mauritania, que actúa como plataforma de tránsito: la cooperación reforzada con socios europeos y españoles —apoyo material, patrullas y vigilancia de zonas de embarque— ha hecho más difícil organizar salidas y consolidar rutas logísticas.
Resultado: más intentos abortados antes de entrar en alta mar y mayor coste/risgo para las mafias.
Cooperación operativa España–Marruecos–Frontex.
Como se acaba de apuntar, la presencia conjunta de medios aéreos y marítimos, los dispositivos mixtos y los intercambios de inteligencia han ganado presencia.
Esta presión no elimina la ruta, pero interrumpe ciclos de salidas, desorganiza a los facilitadores y reduce la ventana de oportunidad. La bajada canaria se alinea con el descenso de cruces en la ruta de África Occidental observado también a escala europea.
Meteorología y movimiento de flujos
Nunca se puede desdeñar la climatología. Los alisios, el mar de fondo y los temporales cierran y abren ventanas.
En 2025 ha habido periodos de mar adverso que han desincentivado salidas y aumentado el riesgo de naufragio. Es un factor coyuntural que varía por estación, pero explica valles dentro de la tendencia general a la baja.
Además. al apretar en Canarias, parte del movimiento se desvía a otras rutas: Baleares y el sur peninsular muestran aumentos ligados, sobre todo, a salidas desde Argelia en embarcaciones de menor porte y navegación más costera. La geografía del origen cambia según la ruta elegida.
Las redes migran de corredor cuando sube el riesgo o baja la rentabilidad. Si la travesía atlántica exige más combustible, más sobornos, más pérdidas de material y más detenciones, el coste se dispara y las mafias recalibran ofertas hacia rutas más cortas o más “predecibles” en su logística.
Sin mejoras en el origen, volverá a subir
La caída en llegadas no significa que hayan mejorado los motores de salida en origen: conflictos, economías frágiles, inestabilidad política o choques climáticos continúan presentes en el Sahel y África Occidental.
Por eso, el descenso refleja sobre todo cambios en el control y en el riesgo, no una solución estructural. Prueba de ello es el repunte de octubre y el crecimiento en otras rutas. Si nada cambia, la posibilidad de que haya picos de grandes subidas no son para nada descartable.
Con todo, si se mantienen el control en tránsito, la cooperación operativa y los períodos de mar desfavorable, la ruta canaria puede seguir a la baja en el corto plazo, con picos puntuales como el de octubre.
Pero mientras persistan las causas en origen, los flujos tenderán a reacomodarse: el reto para España y la UE es sostener la cooperación con terceros países, garantizar búsqueda y rescate eficaces y gestionar las solicitudes de protección con seguridad jurídica y capacidad de acogida, sin perder de vista el dato esencial: hoy la ruta canaria, aunque se ha enfriado, no ha desaparecido ni mucho menos.





