1. Las listas de espera: el baile de cifras
Según los últimos informes oficiales del Ministerio de Sanidad, a diciembre de 2024 el tiempo medio de espera para ser operado en Canarias rondaba los 122 días, ligeramente por debajo de la media nacional.
Un año después, el director del SCS, Adasat Goya, ha presumido en sede parlamentaria de haber reducido la lista de espera quirúrgica de 36.395 pacientes a 31.879 y la demora media de 153 a 109 días entre junio de 2023 y julio de 2025.
El PSOE ha acusado al Gobierno canario de “esconder uno de cada cuatro pacientes” trasladándolos a listas de espera no estructurales que no aparecen en las estadísticas oficiales. Según sus datos, frente a los 31.889 pacientes que reconoce Sanidad, realmente habría más de 40.000 personas esperando una intervención.
Traducido del idioma burocrático al canario llano: con un PowerPoint puedes decir que todo va mejor, pero si el paciente sigue esperando meses y el especialista no llama, la realidad no la arregla ninguna rueda de prensa.
2. Temporalidad, OPEs y huelgas: así no se gestiona un sistema
El otro gran agujero negro de la sanidad canaria es la temporalidad y el caos en los procesos de estabilización.
En los últimos meses, sindicatos médicos y organizaciones profesionales han denunciado una temporalidad que llega al 70 % del personal del SCS, señalando directamente a la consejería de Sanidad como “adalid de la precariedad laboral”.
Mientras tanto, el Gobierno aprueba la Ley 2/2025, de “medidas urgentes para la reducción de la temporalidad, la gestión eficiente y la calidad en el empleo público” en Canarias.
¿Y qué pasa en la práctica? Se lanza un macroproceso de estabilización con más de 12.000 plazas y hasta 160.000 aspirantes inscritos. Los médicos denuncian que se convocan oposiciones antes de resolver los concursos de méritos ya realizados.
Otra vez, en cristiano: se vende “estabilidad” y “mejor gestión”, pero se mantiene a miles de profesionales encadenando contratos temporales y turnos imposibles.
3. Sanidad concertada, datos bonitos y pacientes invisibles
Otro de los puntos calientes es el recurso masivo a la sanidad concertada. Según las denuncias de la oposición, mientras se presume de bajar las listas de espera, se dispara el gasto en derivaciones a la privada sin que se vea una mejora clara para el ciudadano.
El esquema es conocido: se inflan las listas de espera en el sistema público, se justifica un “plan de choque” derivando pacientes a clínicas privadas y se presenta una rueda de prensa con cifras espectaculares de “reducción de la espera”.
Mientras tanto, la sensación de muchos canarios es simple: si no tienes dinero para ir por tu cuenta a la privada, toca esperar, aguantar y rezar.
4. ¿Qué pinta El Burgado y el Dr. Alarcó en todo esto?
En El Burgado llevamos meses dándole espacio al Dr. Antonio Alarcó —catedrático, cirujano y con bastantes quirófanos a la espalda— para hablar de prevención, patologías, vacunación e infodemia.
Nosotros no vamos de “expertos clínicos”. Para eso está él. Lo que sí asumimos es nuestro papel como medio crítico: preguntar por qué hay huelgas mientras se venden “los mejores datos de la década” y por qué los profesionales tienen que ir a la calle para que alguien escuche lo obvio: sin estabilidad y buena gestión, no hay sanidad que aguante.
5. Lo mínimo que deberíamos exigir
Un sistema sanitario decente empieza por una gestión decente. Eso pasa por publicar datos transparentes de listas de espera, cumplir de verdad el compromiso de reducir la temporalidad y planificar las OPE con rigor.
Mañana, mientras ves el vídeo del Dr. Alarcó hablando de salud, piensa en esto: la medicina canaria tiene profesionales de primer nivel; lo que está en cuestión no son los médicos, sino los que mueven el boli.
Cuando la gestión falla, la sanidad no se colapsa de golpe. Se va pudriendo por dentro: una lista de espera aquí, una huelga allá, una OPE mal montada, un paciente que no llega a tiempo. Y eso, en Canarias, ya no es una alarma: es una realidad.





