La Academia Sueca ha otorgado el Premio Nobel de Medicina de este año a los científicos estadounidenses Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell, y al investigador japonés Shimon Sakaguchi, por sus descubrimientos sobre las células T reguladoras, consideradas los “guardianes” del sistema inmunitario. Sus hallazgos han abierto un nuevo campo de investigación biomédica y han sentado las bases para el desarrollo de tratamientos innovadores contra el cáncer, las enfermedades autoinmunes y las complicaciones derivadas de trasplantes de células madre.
“Sus descubrimientos han sentado las bases para un nuevo campo de investigación y han impulsado el desarrollo de nuevos tratamientos”, afirmó la Academia al anunciar el fallo. Los avances de los galardonados permiten comprender mejor cómo el sistema inmunitario evita atacar los tejidos del propio organismo y cómo se puede modular esta respuesta con fines terapéuticos.
El trabajo de Shimon Sakaguchi fue pionero en 1995, cuando identificó una nueva clase de células T con funciones reguladoras. Hasta entonces, se creía que la tolerancia inmunológica —la capacidad del cuerpo para no reaccionar contra sí mismo— dependía únicamente de la eliminación de células dañinas en el timo, proceso conocido como tolerancia central. Sakaguchi demostró que el sistema inmunitario era mucho más complejo y que existía una población de células capaces de prevenir directamente las enfermedades autoinmunes.
Por su parte, Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell realizaron en 2001 un descubrimiento decisivo que explicó el origen genético de ciertas patologías autoinmunes. Al estudiar una cepa de ratones especialmente propensa a estas enfermedades —los conocidos como ratones scurfy— identificaron una mutación en un gen al que denominaron Foxp3. Más tarde demostraron que mutaciones equivalentes en humanos provocan una grave enfermedad autoinmune infantil, el síndrome IPEX.
Los hallazgos de Sakaguchi, Brunkow y Ramsdell han transformado la comprensión del sistema inmunitario y sus mecanismos de autorregulación. Gracias a su trabajo, hoy se exploran terapias capaces de reforzar o inhibir las células T reguladoras según el contexto clínico: estimularlas para tratar enfermedades autoinmunes o controlarlas para potenciar las defensas frente al cáncer.
El Nobel de Medicina 2025 reconoce así tres décadas de investigación que han cambiado la visión moderna de la inmunología y han abierto la puerta a tratamientos más precisos, personalizados y esperanzadores para millones de pacientes en todo el mundo.





