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Begoña Gómez, la mujer del Nobel, Pedro Sánchez, tendrá un juicio con jurado, en el caso de que se siente en el banquillo, como así parece. Es decir, recibe el mismo trato que cualquier españolito de a pie, precisamente porque ella es una españolita de a pie, aunque sea hija de Sabiniano el de las saunas gay, esposa del puto amo y viva en La Moncloa. Así que serán hombres y mujeres justos los que determinen si cometió malversación o no apropiándose de los servicios de una funcionaria que pagamos todos los españoles para ayudarla en sus negocietes particulares. El Gobierno ha salido en tromba a defenderla, porque así lo ha decidido el puto amo, diciendo que será un tribunal justo quien dirima las cuitas judiciales de la inconsciente esposa del presidente del Gobierno. Después de sus dos minutos y medio de poca gloria en la ONU (Trump habló una hora, Sánchez dos minutos y medio), Sánchez sigue un poco deprimido, o un mucho, al llegar a España de nuevo, tras unos días en Nueva York, y encontrarse con el mismo país hecho un desastre que dejó, más el follón que le ha montado Junts por la cosa de la inmigración, aunque no creo que lo deje caer. Item más, en el colmo del disparate, ha dicho que enviará un buque militar en apoyo de la flotilla de Ada Colau y la Thumberg (que creo que ha desertado) para llevar ayuda a Gaza. A ver si Israel hunde nuestro barco y se monta otra carajera por culpa del premio Nobel, que ya se está haciendo el frac para irlo a recoger a Oslo o a Estocolmo, que no sé dónde se entrega. Nobel de hojalata. Chiquita cara no tiene el nota y chiquita vista no tiene el pobre Ángel Víctor Torres, que no sabe qué pirueta dar para agradar al puto amo, que lo mantiene ahí, a pesar de todos los indicios conocidos y por conocer. En fin, que Sánchez, postulado ya como el enemigo mundial de Estados Unidos e Israel, ha dejado al rey –como es habitual— solo en la ONU; y el otro, que es un ingenuo, ha picado. Su padre no hubiera caído en la trampa. Echo de menos al rey Juan Carlos, que sería de bragueta fácil, pero yo considero esto como un defecto menor, siempre que se cumplan las reglas. Lo que no le perdono es la foto con el pobre elefante abatido. Ahí sí que me considero contrario, porque el elefante es un animal indefenso y manso, menos cuando se cabrea, y no era el caso. Un disparo ha cambiado muchas veces el signo de la historia.