Este lunes, el movimiento islamista Hamás notificó formalmente su aceptación a una nueva propuesta de alto el fuego para la Franja de Gaza, facilitada por Egipto y Qatar, que actúan como mediadores clave en las negociaciones. El plan contempla una tregua inicial de 60 días, la liberación de la mitad de los rehenes israelíes que aún permanecen en Gaza a cambio de 140 palestinos que cumplen cadena perpetua y 60 más que cumplen más de 15 años, un aumento significativo de la ayuda humanitaria, incluyendo combustible, agua, electricidad, alimentos y apoyo sanitario, además una retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) de 1.000 metros del norte y el este de Gaza, excluyendo Shujaiya y Beit Lahia.
Hamás ha detallado que respaldó la iniciativa sin plantear enmiendas, mostrando compromiso con una desescalada urgente en un escenario de violencia prolongada y devastación humanitaria creciente. Sin embargo, Israel aún no ha emitido una respuesta oficial. El primer ministro Benjamin Netanyahu mantiene una postura firme: solo está dispuesto a aceptar un acuerdo con Hamás si se cumplen cuatro requisitos fundamentales: la liberación inmediata y completa de todos los rehenes en una única fase, el desarme total de la Franja de Gaza, el mantenimiento del control de seguridad por parte de Israel y la instauración de una autoridad administrativa diferente a Hamás o a la Autoridad Nacional Palestina.
La guerra ha causado más de 62.000 muertes en Gaza, según el Ministerio de Salud del territorio. La propuesta es un esfuerzo renovado de mediación que busca evitar una ofensiva terrestre masiva de Israel sobre la ciudad de Gaza, que podría provocar el desplazamiento de hasta un millón de personas.
Diversos actores internacionales, desde Estados Unidos hasta las Naciones Unidas, observan con atención este giro diplomático. Todavía está por verse si Israel estará dispuesto a negociar una tregua escalonada o si exigirá imponer sus condiciones completas. Por su parte, los países árabes mediadores siguen impulsando el acuerdo como vía para detener la escalada y ampliar el acceso humanitario.





