El Galgo regresó a la perrera

Se fue el Galgo de Paiporta a ver los incendios, suspendiendo el moreno de La Mareta, donde marca paquete con un bañador tanga ante una legión de Guardia Civiles y de Almodóvar, que estará encantado (no por el paquete, sino por el palacete). Y se largó a León, o por ahí, a ver cómo ardían 100.000 hectáreas de esta España mía, esta España nuestra, en un siniestro sin parangón. Y volvió el felón a La Mareta, residencia real, que no ministerial, por la tarde, a bañarse otra vez en un mar cuyas aguas nos prometió el otro inquilino mentiroso, Zapatero, a quien le gusta mucho el caviar y la langosta que se consume en la casa que habitan los Sánchez. El lunes estará ahí Clavijo, que le llevará como regalo una botella de lejía de la marca familiar, a lo mejor para que le limpie el sátrapa los pies a Illa, como se los limpiaba Illa con agua bendita antes de entrar en el aula de Deusto. ¿Qué mentiras le contará el felón a Clavijo? No se sabe, pero el de La Laguna se las traga todas, es un ingenuo. Todos los tímidos movimientos de inmigrantes que está haciendo Sánchez son para no caer en desobediencia ante el Tribunal Supremo y que le cueste un susto, pero ni por convicción, ni por piedad hacia los canarios, que le importan un pito. Como buen sociópata, como buen sicópata, a Sánchez sólo le importa él, su mujer y su hermano. ¿O no vieron su “comportamiento solidario” con Ábalos, Koldo y Cerdán, los chicos del Peugeot? Cuando Ábalos y Koldo entren en el talego, para lo que falta poco, Sánchez dormirá igual. Por la tarde de ayer regresó el Galgo a su perrera lanzaroteña, perrera de lujo y caviar, a seguir disfrutando de las vacaciones que pagamos nosotros. Dicen que el 23 volverá a Madrid e iniciará otro viaje privado, aunque quién sabe. Este cambia de opinión cada vez que mea. Mientras tanto, el rey vuelve de Grecia para ver a la UME y a su amigo atropellado, la pájara interrumpe sus vacaciones y España sigue igual de mal. Y miles de inmigrantes continúan en Canarias, a pesar de que el Supremo diga todo lo contrario. Vivimos bajo el imperio de la ley. Y Almodóvar aconsejando al Galgo de Paiporta. Como le aconseje tan bien como dirige sus últimas películas, apaga y vámonos. Puro bluff.