Maduro está enviando uranio a Irán. Lo sabe todo el mundo. Y, de las ganancias, sabe Dios –seguramente todo– cuánto irá a parar a los bolsillos de los narcos venezolanos: el mismo Maduro, Diosdado Cabello, los Delcy (ella y su hermano), militares “gorras grandes” y toda la basca. Estos golfos merecen que Trump haya elevado a 50 millones de dólares la recompensa para quien aporte información que permita la “extracción” del déspota venezolano, un vil dictador, un torturador y un animal de bellota. Sabe todo el mundo también que fue el Mosad y la CIA quienes “extrajeron” a los refugiados afines a María Corina Machado de la vacía embajada de Argentina en Caracas, tutelada por Brasil, sin que los sabuesos del Sebin, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, la policía política de Maduro –porque inteligencia tiene poca– se enteraran: estarían borrachos y apostados en la puerta de la legación, viéndolas venir. El Mosad, el servicio secreto exterior israelí, se ha instalado en Caracas y vigila las operaciones de uranio con destino a Irán. Las vigila de cerca. Y Trump ha elevado a 50 millones de dolares la recompensa, no gratuitamente. Es lo que le pedían las empresas de seguridad privada (me imagino que las del estilo de Blackwater, Triple Canopy, Aegis Defense, Dyn Corp, etcétera) para hacer rentable la operación. Parece que esos 50 millones ya convierten en viable una actuación de estas compañías “de seguridad” (mercenarios antidroga y de protección de sistemas estratégicos, sobre todo, integradas en su mayoría por ex miembros de cuerpos especiales norteamericanos y británicos). Así que Maduro ya se puede poner a rezar, si sabe, porque tarde o temprano acabará en una mazmorra de los Estados Unidos, para responder de sus crímenes, entre ellos amañar unas elecciones, favorecer al narcotráfico, robar a manos llenas el dinero del petróleo y mandarle uranio a Irán, que es un país asesino. Si siguen a Fabian Dicosta en las redes, porque hay que seguirlo, sabrán que la Operación Guacamaya fue organizada por el Mosad, seguramente ayudado por la CIA, para sacar a los refugiados de la Embajada de Argentina y mandarlos a los Estados Unidos, probablemente. Sin que los mentecatos del Sebin se enteraran, a causa de la pulcritud de la “extracción”. Si los americanos fueron capaces de matar a Bin Laden en su propia casa, esta vez con una impecable actuación de los Seals de la Marina, cómo no van a poder “extraer” al gaznápiro de Maduro, por muy refugiado que esté en Fuerte Tiuna bajo el ala protectora del bandido de Vladimir Padrino López, ministro de Defensa. Porque Maduro y algunos de sus sicarios no salen prácticamente de Fuerte Tiuna, el principal acuartelamiento de Venezuela, situado al suroeste de Caracas. En el palacio de Miraflores no pernocta nunca, sólo duerme la siesta, y en La Casona vivió la familia de Chávez hasta hace poco y ahora la han convertido en una especie de centro cultural o quién sabe. A Maduro le queda en el poder menos de lo que pensamos. Ah, todos ellos tienen cuentas corrientes en España y en paraísos fiscales del Caribe. Pero, cuando se vayan los que mandan ahora en España, castigados en las urnas, y para esto falta poco, no tendrán a donde ir. Se les acaba el chollo. Y a Zapatero también.
lunes, 1 diciembre,2025





