Menos mal

Menos mal que hoy no tengo nada de qué escribir, con lo cual descanso yo y descansan ustedes, que me sufren. Si apelo al diario de mi vida, he empezado a corregir el resumen de mi tesis doctoral que se publicó en 1990; y les digo que sin ganas, porque el tema del franquismo en Canarias está tan repetido que me aburre. Fíjense ustedes, Pedro Sánchez y sus zarandajas de la memoria histórica que se inventó el mentecato de Zapatero han conseguido que yo esté del caudillo hasta los cojones, porque si este país vivió una época de idiotez colectiva venerando a Franco, ahora resulta mucho peor cuando uno contempla a esta pandilla de adulones dar vueltas en torno al yerno de don Sabiniano, cuyo mayor logro empresarial fue montar una red de saunas para maricones, para mayor gloria del metisaca nacional. Por eso, gracias a Sánchez y a sus festejos contra Franco, que al final han quedado en nada, estoy de Franco hasta la bolsa testicular y de Sánchez también. Estas Españas siguen en Rinconete y Cortadillo, versión antigua del ciego Gaudecio, de Cela, que tocaba la mazurca. La tocará el día 16 de agosto, fecha de mi cumpleaños, y el 30 de noviembre, festividad de San Andrés, así que Cela, en el sentido musical, me hizo un completo. Los adulones de Sánchez le han hecho el año a Chanito Franquis y a su familia, cuya fábrica recolectora ha bordado el portavoz sociata en el Parlamento de Canarias, con esa carita de buzón de Correos que lleva puesta. Parecía que Torres, su amigo, tampoco rompía un plato, y ahí lo tienen, ayudando a los suyos con descaro. Nunca lo hubiera pensado yo de ese hombre con cara de abad mitrado, que se ha revelado como un clérigo trabucaire. Pues qué quieren que les diga, para no tener nada de qué escribir casi cubro el espacio admisible para colocarles un puto folio. La joven promesa nuestra, Fernando Clavijo, también irá a La Mareta a hacerse un selfie con el felón, porque no creo que el maretista admita colocarle un africano lejos de nuestro territorio, por mucho que lo diga el Supremo, tribunal al que Sánchez procura no hacer caso, sin que haya consecuencias, al menos hasta el presente. Y Begoña en el jacuzzi que le limpió la gente de Chanito con esmero y esmeril. Ay.