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Estos días, con el calor, me he metido en mi casa y apenas he salido más que para comprar helado, otras gafas Ray-Ban que me gustaron y para vacunarme del herpes zoster.

Como en mi ficha de la Seguridad Social ya constaban las dos dosis –aunque sólo me he puesto una— le dije al amable enfermero: “Pues póngame otra cualquiera, porque yo, ya que vine, de aquí salgo vacunado”. Y entonces me vacunó del tétanos y de la difteria. Del tétanos me vacuné por última vez en el año 63, o sea que de la cosa ya no quedaba ni una gota y de la difteria, es que ya no hay difteria. Así que me perdí la segunda del herpes, por lo que estoy mosca, porque yo sólo me he puesto una, lo juro por Tito Wisa. Por cierto, qué buena atención en el ambulatorio del Puerto de la Cruz, que está a la entrada de la carretera de La Dehesa y que es una maravilla en cuanto a instalaciones y personal afectuoso. Como mi médico de cabecera, el doctor Francisco Rodríguez, estaba de vacaciones, una sustituta me validó mi receta hasta que él llegue y el personal, repito, es un encanto, no hay agobio. Incluso me llamaron por teléfono para decirme que ya tenía la receta electrónica a mi disposición. No hay nada como las citas, algo que se empezó a practicar en la España del apelotonamiento después del covid y que ha dado unos resultados muy buenos. Naturalmente que llamé al profesor Alarcó antes de mis movimientos “vacunales” y dio el visto bueno al asunto, como debe ser. De resto, muy poca cosa, el personal se ha ido de vacaciones y ya no se habla ni de La Laguna y es mejor que eso ocurra porque a mí los líos municipales me aburren mucho y no me aportan nada, sólo son peleas de pueblo que no van a ninguna parte. Además, La Laguna tampoco es el culo del mundo cuando Ucrania ha derribado un caza ruso que cuesta 35 millones de dólares, una coña. Como le tiren otro, Zelenski le arruina el presupuesto a Putin. Esa guerra tendría que terminar ya, por Dios santo. Tengan cuidado, porque han instalado nuevos radares de tramo en la TF-2 y en la TF-652. La primera es la que enlaza Guajara con la autopista del sur, si no recuerdo mal y de la otra carretera no tengo ni idea. Son fijos y, por tanto, deberían estar señalizados, pero como la DGT es tan traicionera, tengan prudencia al volante porque si necesitan dinero los sablean a ustedes –y a mí—, a multazos. Esto de los radares siempre se arrecha en verano, poque los conductores andan alocados y con la suegra en la parte de atrás del coche dando el coñazo. Y esto último pone muy nerviosa a la gente, si le añades el calor y más si tu mujer te está calentando la oreja con algo, un suponer. Mi actividad se reduce al sillón de jubileta, uno de cuyos brazos sufre tal desgaste que se me está despegando del conjunto, tendré que llamar al tapicero. El próximo día 16, cumpliré, Dios mediante (he vuelto a la Iglesia), 78 años, que es una edad provecta que ya se me nota en los andares, porque voy con dolores desde aquella caída hace años que me dejó el cuerpo maltrecho. Patiné en el pañal de Mini y caí de culo, sin poderme levantar. Menos mal que llegó mi hermano, paz descanse, y me ayudó. Sobreviví sin fractura, pero con secuelas. Así que ya lo saben todo.

Si llego, celebraré mi cumpleaños con mi familia, en el sur, y pasaré calor, como es normal en esta época del año. Como la AEMET anunció una ola de calor, la ola no ha llegado, pero seguro que llegará. La AEMET, tarde o temprano, siempre acierta. O casi.

Ah, y decirles que esa chiquita, ministra de Universidades, Diana Morant, está indignada porque Antifraude investigó el título de su mentor, el valenciano ese de la dana. Pero, coño, si lo falsificó, si es chimbo. ¿Cómo se va a negar una ministra de Universidades, aunque lo sea de un Gobierno de un falsificador de tesis, a que se investigue si un título es falso o auténtico? ¿Nos hemos vuelto locos todos? Pedro Sánchez las tiene abducidas, sobre todo a ellas, bueno y si miramos para Bolaños, Puente y López, a ellos también. Sectarios los tíos/tías. Porque creo que aquí tíes no hay.