Un vuelo de Delta Air Lines procedente de Salt Lake City con destino a Ámsterdam experimentó intensas turbulencias que obligaron a desviar el trayecto al aeropuerto de Minneapolis–Saint Paul y causaron lesiones a 25 personas, entre pasajeros y tripulación. El incidente ocurrió a unos 37 000 pies de altitud, pocos minutos después del despegue, e incluyó descensos bruscos de hasta 700 metros que pusieron en riesgo a los ocupantes del Airbus A330-900 con 275 pasajeros y 13 tripulantes a bordo.
Las turbulencias se manifestaron con sacudidas extremas que lanzaron a pasajeros, carritos de servicio y objetos por la cabina. Testigos narraron cómo personas sin cinturón fueron proyectadas hacia el techo repetidamente y que los carritos golpearon el techado antes de derrumbarse sobre los asientos. Se han documentado fracturas de costillas y al menos una pierna rota entre los afectados.
La tripulación activó los protocolos de emergencia y los servicios médicos atendieron inmediatamente al avión tras su aterrizaje seguro en Minneapolis. Veinticinco heridos fueron trasladados a centros hospitalarios locales, y al menos siete miembros de la tripulación recibieron atención antes de ser dados de alta. Delta ha afirmado que su “Delta Care Team” está brindando asistencia continua a los afectados.
Este caso se suma a una creciente serie de incidentes vinculados a turbulencias severas a nivel global. Expertos en climatología aérea y la Administración Federal de Aviación (FAA) señalan que estos fenómenos se han incrementado hasta un 55 % en el Atlántico Norte desde 1979, debido al cambio climático y la alteración de las corrientes en chorro, que generan inestabilidad atmosférica cada vez más peligrosa en capas altas del vuelo.
Fuentes oficiales recuerdan que aunque declarar una emergencia aérea no implica necesariamente daños estructurales en el aparato, sí evidencia una desviación del protocolo estándar debido a la gravedad del incidente, especialmente cuando hay lesiones a bordo y riesgos para los pasajeros.
Delta ha agradecido públicamente la respuesta de los servicios de emergencia y ha reiterado que la seguridad es su prioridad absoluta. Mientras, la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) y la FAA investigan el episodio para esclarecer las causas y evaluar posibles mejoras en los procedimientos de gestión de turbulencias en rutas transatlánticas.
