La chola

El canario tiene muy poco estilo a la hora de ponerse la chola. La chola hay que llevarla con dignidad y la camiseta de asillas es mejor no llevarla. Por eso mis críticas a Luis Yeray, el alcalde lagunero, cuando se disfraza de jugador de baloncesto, abajo, en La Punta, y se transforma en cofrade de la Virgen del Carmen, versión estibador. Cuando el canario se calza la chola, señal inequívoca de que ha llegado el verano, y enseña la uña negra de hongos de pies mal secados durante el año, por las prisas, mal asunto. Un canario con cholas mal llevadas es un hortera andante y por eso se le ve a la legua, sea munícipe, sea paisano normal, sea lo que sea, porque el mago no se puede desprender de sus atributos naturales, ni aunque quiera. El mago es siempre mago, aunque le toque la lotería, que a veces le toca porque juega mucho, sobre todo en las gasolineras. Así que estamos en el periodo de la chola, en sus diversas formas, que ahora valen mucho más baratas gracias a las grandes distribuidoras de Internet, que lo venden todo tirado de precio, aunque luego te las retengan en la aduana, porque a la aduana le encanta retener cosas a los canarios, aunque sean unas alpargatas del ocho que no valen más de diez euros, en su escala más elevada de precio. En fin, que el verano ya está aquí, en su máxima expresión que es el mes de agosto. Vayan a La Punta, o vengan al Puerto de la Cruz, si quieren pasar un calvario de aparcamiento. Yo no sé por qué el Ayuntamiento del Puerto no concede licencias de edificios para parkings porque los promotores se harían millonarios. Hay un solar junto a la Esquina Redonda que sería maravilloso convertirlo en edificio para aparcar y el terreno es municipal. Y, además, el Ayuntamiento se podría forrar si lo explotara. ¿Y el de la Plaza de Europa? Como no sea en colaboración con la iniciativa privada, ese aparcamiento no habrá quien lo reabra al público. En fin, que se pongan la chola y que espabilen.