Lo dice la Constitución

Me da que tendremos a Sánchez y a la Bego en La Mareta, porque ya se ve movimiento por la zona: camiones con bebidas y trasiego de guardias civiles. Es decir, que a Pedro Sánchez se la trae al pairo que el Cabildo de Lanzarote pretenda declararlo persona non grata en la isla. En realidad, a mí me daría igual también porque eso de declarar persona non grata a alguien es una soberana pollabobada. Sánchez  vendrá a La Mareta y Zapatero a su chalé de Famara, comprado con el dinero que gana en Venezuela haciendo ruindades. ¿Lo irá a buscar al Helicoide, el centro de las torturas de la policía política de Maduro o se lo mandarán por transferencia? Nos cuesta su chalé de Famara a los españoles una pareja de la Guardia Civil, de manera permanente, custodiando la casa para que no se le metan los okupas y le roben el afinador a Sonsoles. Zapatero, Sánchez e Illa, o sea una versión mala del trío Los Panchos, se reunirán a tomar cerveza y queso de Valsequillo al borde de la cancha de tenis de La Mareta, mientras una legión de escoltas deja sus colillas en la puerta de la casa que Hussein de Jordania, paz descanse, regaló al rey Juan Carlos y éste cedió al Patrimonio Nacional. No importa, al día siguiente pasará una camarera con un escobillón y las recogerá y dejará aquello limpio como una patena. Para que la imputada Bego, que tiene pasaporte diplomático, no vea los restos del vicio del fumeque de la escolta que pagamos todos. Tengo ganas de que todos estos tipejos sean liquidados en las urnas por la democracia, pero no sé. Las encuestas le dan al PSOE bajo mínimos, pero el PSOE de Sánchez está lleno de trucos, es un partido tahúr, capaz de cualquier tropelía y a la tropelía hay que tenerle miedo siempre. Hasta “Le Monde”, un periódico de la rancia izquierda francesa, ha hablado de la debilidad de Sánchez, del que ha dicho que si un primer ministro es incapaz de aprobar unos presupuestos, y más dos años seguidos, se tendría que marchar, porque su vulnerabilidad es extrema y moralmente no debería gobernar. Pero a este Galgo de Paiporta no lo echan ni con agua caliente. No lo han tumbado ni las casas de tapadillo de su señor suegro, que en paz descanse, ni las tropelías económicas de sus allegados, ni que el principal de ellos –Santos Cerdán— se halle en el talego y, de momento, no vaya a salir de esa mazmorra en Soto del Real. Eso sí, parece que cómodo está: celda individual y de todo. Como debe ser porque todos los españoles somos iguales ante la ley. Lo dice la Constitución.