Las amistades peligrosas

El proto científico Maquiavelo, inventor probablemente de la ciencia política moderna, escribió, como todo el mundo sabe, “El Príncipe”, que debería ser el libro de cabecera de Fernando Clavijo, para ahuyentarlo de las tentaciones del poder. Porque he visto que algunas de sus nuevas amistades podrían ser muy peligrosas. No es comparable un hecho local, como que haya dejado el control escénico del HUC a una amiga, gran profesional retirada, que le trabaja en la sombra, que no ha logrado sin embargo solucionar las terribles urgencias, ni el deterioro paulatino del centro asistencial y docente, que un día fue referente en Canarias. Este es un hecho grave, puntual y, si quieren, solucionable. Lo que es peligroso, y ahora yo me convierto en una réplica de Maquiavelo y aconsejo al Príncipe, es que Fernando se haya acercado (y frecuentado) a determinados prebostes de ONGs que están haciendo negocios con la desgracia ajena. Es notorio que esto se sabe y es probable que a Fernando Clavijo, que en el fondo es un chico ingenuo, se le pueda crear un problema con este asunto. Que conste que no lo digo yo solo. Lo están siguiendo de cerca desde el PP, el PSOE e incluso desde CC, que son amigos/enemigos y que un día están con él (y él con ellos) y otro no. Cuidado, Fernando, que en el terreno de las pateras se están moviendo cientos de millones de dinero público. Cuidado, porque algunas organizaciones supuestamente caritativas para con las personas que emigran no son otra cosa que trampas saduceas para ingenuos como tú. Cuidado, Fernando, con esas nuevas amistades, aunque tengan barcos que recogen emigrantes en alta mar, porque no es oro todo lo que reluce. Cuidado, que te puedes ver en un lío y, sobre todo, sé  cauteloso con el manejo de los millones públicos que se destinan a gastos humanitarios, que no deberían ir a parar a los negocietes de determinadas –y generosas– organizaciones no gubernamentales. No acuso a nadie. Sólo, como Maquiavelo, quiero que El Príncipe gobierne bien, que no se equivoque, porque me cae bien este Príncipe y no quiero que caiga en más casos de grúas y de corredores, de los que salió bien, pero hay otros de los que puede salir mal. Y el negocio de la emigración es muy tentador, Fernando. No lo digo por ti, sino porque a lo mejor la ola te envuelve. Huye de las amistades peligrosas. Huye de las olas que cuando lleguen a la playa van a depositar en ella todas las conchas de la verdad.