El golfo de Montoro se da de baja en el PP

El golfo del ex ministro de Rajoy, Cristóbal Montoro, que según indicios amenazaba a los periodistas con inspecciones de Hacienda si hablaban mal de él, que defenestró a varios compañeros de partido, entre ellos a José Manuel Soria y a Rodrigo Rato, y que cambió normativas para favorecer a empresas gasificadoras, a través de su despacho privado, investigado por siete delitos graves, se ha dado de baja en el PP. Pues un sinvergüenza menos en este partido. Este tipejo acudía, día sí, día no, a las tertulias de Intereconomía y le hacía la pelota a Julio Ariza, su propietario, al que luego abandonó a su suerte, y a su canal también, mientras él y Soraya untaban con prebendas a la SER y a El País. Ahora lo han trincado y lo imputa el juez Rus por siete delitos, por los que tendrá que responder, aunque él se declare inocente. Este tiparraco con cara de Ratoncito Pérez parece que le envió una inspección de Hacienda hasta a su compañero Margallo, porque Margallo no tragaba al pájaro carpintero que mangoneaba la pérfida Agencia Tributaria. Peor, mucho peor que las huestes del felón actual de La Moncloa. Otro de los afectados fue el periodista Federico Jiménez Losantos, al que le colocó encima la zarpa de la Agencia Tributaria malvada, ese ente sin piedad que dispone de presunción de certeza y no inspecciona, sino que persigue, arrincona, humilla y actúa sin tener en cuenta la presunción de inocencia de la que debe disfrutar cualquier ciudadano, porque lo ampara la democracia. Montoro, por lo visto, forma parte de la pandilla de golfos que, independientemente de su ideología, gobierna este país desde todos los puntos cardinales. Fíjense que en España si el ciudadano se quiere defender de Hacienda tiene que pagar primero o aportar garantías. Y, además, cuando se defiende en las primeras instancias, lo hace ante tribunales que son de la propia Hacienda (los Económicos-Administrativos provinciales y Central), o sea que la Agencia Tributaria es juez y parte, algo insólito en un Estado de Derecho, porque quienes mangonean esos tribunales son abogados del Estado y funcionarios al servicio del Estado, no del ciudadano. Montoro es un eslabón de la cadena de recaudadores medievales que nos quita el dinero cada día, sólo que esta vez parece que tocaba las teclas de la extorsión, la amenaza y el cambio legislativo a la carta, para enriquecerse él a través de su despacho de asesores fiscales, en el que era el gremlin quien mangoneaba, claro. Pues si lo meten en el talego a mí no me daría ninguna pena, a la vista de todo esto. Eduardo Inda lo ha llamado gángster y terrorista fiscal. Pues eso, que la justicia haga su trabajo y lo introduzca, en su caso, en la mazmorra, que es donde deberían estar todos los sinvergüenzas que en este mundo son.