Sánchez y siete ministros se fueron de excursión en el avión de las madres ursulinas, a Mauritania. El cuarto país más pobre de África. Puede que fueran a pescar, pero desde luego a recaudar dinero para España, no. A ofrecerlo generosamente al hermano mauritano, sí. A detener la emigración ilegal, tampoco, para eso están los 100 guardias civiles españoles destacados en aquel país, para enseñar a la policía mauritana y para evitar que salgan pateras. Llegó Sánchez con siete ministros y con un séquito de más de 100 personas. Más dinero gastado inútilmente. Un presidente ya amortizado de sobra hace todavía viajes de Estado. Parece mentira que no se le caiga la cara de vergüenza. No es capaz de arreglar su país y se mete en otro a dar consejos. Este tío no sabe lo que es el decoro ni la decencia, ni el valor de una presencia internacional en un país que no lo necesita, ni nosotros a los mauritanos tampoco. Las conclusiones del viaje, como siempre, serán vendidas en el relato socialista falso que hacen de todo, pero al mismo tiempo serán también nulas de pleno derecho. Ni una de ella será válida. Pero Sánchez, que de esto sí dará explicaciones en el Congreso, venderá el viaje como un éxito. Yo espero que el felón no venga este año a Canarias, pero como tiene una cara que se la pisa, se pasará por el arco del triunfo la declaración de persona non grata que le ha dedicado el Cabildo de Lanzarote y desafiará la enemistad manifestada contra él por parte del organismo insular. A personajes como Sánchez lo mejor de todo es mantenerlos lejos, porque son dañinos para los demás. Tóxicos. Se ha llevado a Mauritania a siete ministros de la panda de vagos que mantiene en su numeroso Gabinete, el más amplio de la historia de España. Que comen como sabañones, menos mal que Mauritania está llena de langostinos, aunque estos personajillos sin oficio ni beneficio en sus vidas personales se tirarán a por la langosta, que es manjar más exquisito. ¿Por qué no dimitirán en bloque estos mangantes?
lunes, 1 diciembre,2025





