Si triunfan las tesis del despacho internacional Amsterdam and Partners, que acusa a la Agencia Tributaria de actuar como la Stasi, este organismo de Hacienda podría palmar. La Agencia Tributaria tiene miedo y por eso la superioridad se ha dirigido a sus funcionarios, dicen que con instrucciones. La macro causa iniciada por el referido despacho denuncia prácticas abusivas, que no son exclusivas del tiempo de los sociatas, sino que se remontan a los infaustos días de Montoro, aquel que esquilmaba a los españoles con una mano, en misión oficial, y con la otra manejaba una sicav y un despacho de tráfico de influencias. Y está el gremlim de Montoro agazapado y escondido para que no se acuerden de él. Vaya tipo desagradable el personaje que Rajoy puso al frente de Hacienda. La ministra de ahora no es menos desagradable y, además, ya ha tenido que dimitir por corrupto –presunto— el presidente del Tribunal Económico Administrativo Central, Marco Sanjuán: el tipo –presuntamente— cobraba dinero por quitarle las multas a las empresas sancionadas. Este tipejo presidía el tribunal al que yo me dirigí, en petición de justicia, por un impuesto a mi juicio mal cobrado. Tuve que entregar mis casas en dación de pago al banco y, encima, la Agencia Tributaria me quería mamar creo que el 17% del importe de la entrega. ¿Cómo iba yo a pagarle a Hacienda si entregué mis casas porque no podía pagarle al banco? Y, encima, la hijaputa Agencia Tributaria me negó un aplazamiento. O sea, que en 2008 no sólo me arruinó la crisis mundial, sino que Hacienda me remató cuando estaba en el suelo, desarmado. No tiene piedad la Hacienda española. Por eso yo me alegraría mucho de que el despacho americano Amsterdam and Partners le ganara el contencioso a la Agencia Tributaria, pero sin piedad, que sacara adelante esta macro causa que sigue contra el abusador organismo estatal. Un organismo ante el cual el ciudadano se encuentra indefenso, porque para reclamar tienes que pagar antes, porque de lo contrario empiezan a contar los días, los intereses, la multas, los recargos. La Agencia Tributaria ignora la presunción de inocencia del declarante, lo trata como a un delincuente y cualquier derecho individual del contribuyente parece vulnerado. Es terrible. Una ladroniza. Y, para no aumentar la deuda tributaria, el ciudadano paga y no reclama, cuando deberían inundar los tribunales de demandas por la sinrazón imperante en este país para que algunos listos se metan en el bolsillo, o se gasten en putas, el dinero de nuestros impuestos. El dinero que tendría que ir a colegios y hospitales y a carreteras y al bienestar del ciudadano. Espero que el despacho americano saque también a la luz el dinero para putas de las huestes de Sánchez.
lunes, 1 diciembre,2025





