Mucho calor, mucho anuncio y pausas insoportables

Este Mundial de Clubes de los Estados Unidos estará muy bien para los americanos del beisbol, pero a mí no me sirve. Primero, por la humedad y el calor insoportables, que hacen imposible jugar bien al fútbol. Los jugadores no pueden con las botas y Telecinco, con su obsesión por la publicidad, no es la cadena más apropiada para transmitir este campeonato. Demasiadas pausas por todas partes. Quien va a recoger no los millones del Mundial, pero sí los beneficios del desgaste de sus rivales más inmediatos, es el Barcelona, que quedó fuera de la competición, está arruinado pero puede pagar más de veinte kilos por el portero del Español, vulnerando seguramente el fair play financiero falso que para algunos equipos concede la Liga, a veces a fuerza de que el Barça venda palcos que no se sabe si existen, en un estadio que no se acaba nunca. Pero entrará en la próxima Liga descansadito que da gusto. En fin, que empieza mal la temporada. No porque el Madrid haya empatado ayer con un equipo árabe que no es malo, además de árabe no tiene nada, ni porque Valverde haya tirado horrorosamente mal un penalti en el minuto 90, sino porque con esa humedad de Miami no hay quien juegue bien a un deporte que exige esfuerzos intermitentes. Y después está, como digo, la insoportable publicidad de Telecinco y la monótona e inaguantable sintonía de la competición, que daña los oídos menos exigentes. O sea, que este Mundial no sirve sino para que el Madrid y los demás recauden mucho dinero y para descubrir que los fichajes del equipo blanco son buenos, que Bellingham está hecho un trapo, que hace falta otro hombre del centro del campo y que Xabi Alonso tiene una tarea por delante que no se la deseo ni a mi peor enemigo. No digamos el Atlético, que hizo el otro día el ridículo ante un equipo malo, porque ficha mal, tiene demasiados jugadores y no le da el pasaporte a algunas viejas glorias que este año harán el ridículo en la competición española y en Europa. Esto y la horrorosa transmisión de Telecinco, que tiene a sus comentaristas en Madrid, ponen la guinda a una competición que, de momento, ha necesitado bajar el precio de las entradas en algunos partidos –no en los del Real Madrid—para llenar de público los estadios. Por cierto, al árbitro argentino Facundo Tello, que pitó ayer al Madrid contra los árabes que no eran árabes, se le veían unas ganas tremendas de que ganara el otro. Al final se enmendó algo, pero vaya tío malo arbitrando. Peor que el que le robó el otro día el partido al Atlético de Madrid, un rumano ¡que pitó la final de la Champions!