¿Quién cree a Sánchez? ¿Quién cree que no estuviera al cabo de la calle de la presunta corrupción de DOS secretarios de Organización del Partido Socialista? ¿Quién se cree que las elecciones primarias a la Secretaría General del PSOE fueron limpias a favor del felón? Nadie. Ayer admitió cuatro preguntas en una rueda de prensa donde ejerció de impresentable, pidiendo perdón, lloroso y compungido. Negó la convocatoria de elecciones generales y también negó que conociera los manejos del trío de la bencina: Ábalos, Koldo y, sobre todo, de Santos Cerdán, hasta hoy por la mañana. Hizo una evaluación cuantitativa de los votos chimbos depositados en las urnas de las primarias socialistas, pero no cualitativa (dos votos o dos mil o doscientos mil pueden anular un proceso democrático) y volvió a referirse a su obsesión: Isabel Díaz Ayuso, aunque sin citarla, la obsesión enfermiza de Sánchez, su bestia negra, con la que sueña todas las noches. Sánchez, de luto, está enfermo. Parecía un empleado de una empresa de pompas fúnebres, en vez de un presidente del Gobierno o de un secretario general del PSOE dando explicaciones. Admitió que los datos de la UCO sobre Cerdán eran contundentes y, desde luego, dejó claro que no va a convocar elecciones. Todos los periodistas a los que se les permitió preguntar pertenecían a medios afines a Sánchez, cuyos nombres éste conocía perfectamente. ¿Y qué pasa, Pichón, con la responsabilidad “in vigilando” que a ustedes tanto les gusta citar cuando aluden a la oposición? Y se atrevió a decir que la corrupción, que ya es rampante, no afecta al Gobierno. ¿Cómo que no? Este Gobierno está podrido, pero podrido sin posibilidad de que la fruta mejore en la nevera. Si Sánchez intenta resistir yo espero que algunos de sus socios, sus barones honestos o alguien, la providencia un suponer, hagan algo para echarlo a patadas. Sánchez es un golfo irredento, un cínico cuya actuación no la mejoraría Diógenes. Pero, a pesar de todo, quiere seguir. No asume ninguna responsabilidad política, pone cara de funeral y su solución está en encargar una auditoría del PSOE (se apunta financiación ilegal en el informe de la UCO) y en renovar la Ejecutiva antes del Comité Federal de julio, para que ésta la refrende. Veremos cómo transcurren estos días y, sobre todo, cómo protege el PSOE a Ábalos, Koldo y Santos Cerdán para que no hablen. Porque están a los pies de los caballos y pueden tirar de archivos. Y, finalmente, Santos Cerdán fue el interlocutor con Puigdemont. ¿Cómo queda eso? ¿Vale lo que hablaron?
lunes, 1 diciembre,2025





