Y el Madrid perdió la final

El Real Madrid perdió la final, que tuvo a huevos porque empató al Barcelona, superó el resultado y al final perdió por fallos propios. Pero, bueno, a lo que voy. El Barcelona este año tiene una flor en el culo, otras veces la ha tenido el Madrid. De Burgos pitó bien y no tienen por qué reprocharle nada, ni al VAR tampoco. Pero este es el año del Barça. El Madrid está cansado y tiene seis o siete lesionados, no puede más. No posee fondo de armario para soportar la temporada, pero debe volver a la buena educación. Rüdiger hizo mal tirándole una piedra de hielo al árbitro, porque De Burgos no se estaba tomando un whisky: no puede, con el pito en la boca. Sabor agridulce, una gran segunda parte del Real Madrid y cambios a su tiempo de Ancelotti. Sobre todo mejoró el Madrid cuando quitó a Rodrigo y metió a Mbapé. Rodrigo no está, se ha ido. Y Vinicius está reventado. En fin, dos grandes equipos. Me está saliendo una crónica cuando yo no hago las crónicas, pero, bueno, por lo menos se superó la final, con bronca, pero se vio un buen partido, emocionante. Los cronistas de antes dirían que se trató de un partido de los que crean afición. A mí el fútbol me está matando, me voy a pensar seriamente si me doy de baja del abono porque ya no aguanto más. Hay que tener en cuenta que tengo una válvula que hace aguas, así que me voy a imponer no ver los partidos de mi equipo, ni tampoco los del Barcelona, porque cuando gana me cabreo y este año el Barcelona gana siempre. Un torneo más perdido –y van dos, la Champions y la Copa del Rey—y pocas posibilidades de ganarle la Liga a los catalanes, así que este año me da que nos quedamos en blanco. Es el adiós de Ancelotti, o eso creo, aunque considero que se le debe conceder, por los servicios prestados, que acabe su carrera deportiva en el Real Madrid, donde le queda un año de contrato. Lo peor de perder no es comentar todo esto, sino que tienes que hacer más cosas y no te entran ganas. Sobre todo, cuando eres hincha del Real Madrid y estás acostumbrado a ganar. Ahora, a aguantar a los magos que pasan en el coche, a toda velocidad, por delante de mi casa, tocando la pita y con alguna que otra bandera culé. Muy desagradable. Por cierto, cedan al Elche, o al Tete, al joven Endrick. Es muy cómodo pasarse todo el partido en fuera de juego. Muy cómodo y muy caro.