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martes, 2 diciembre,2025

Francisco tenía muchos enemigos

El papa Francisco tenía muchos y poderosos enemigos en la curia. Ahora comienzan a ser reveladas las tensiones en el Colegio Cardenalicio, tensiones que no dudo que quedarán solventadas con la elección del nuevo papa. Ahora bien, ¿a quién elegir? Francisco no era ningún santo. Al secretario de Benedicto XVI, y su auténtica mano derecha, el arzobispo Ganswein, lo envió primero a su antigua parroquia de Alemania y luego lo nombró nuncio papal en Letonia, porque firmó un libro en el que defendía las tesis de Benedicto XVI, en contra de algunas boutades del papa Francisco. No tuvo piedad con él, que era uno de los candidatos a ser investido cardenal. A sus 69 años actuales, Ganswein era papable y, desde luego, máximo candidato a la púrpura. Ni una cosa ni la otra. Lo envió a los fríos del Norte tan solo por discrepar con él. Dos cartas dejó escritas Francisco ordenando que el cardenal italiano Angelo Becciu, condenado por corrupción por un tribunal vaticano a cinco años y medio de cárcel (sentencia pendiente de apelación), no votara en el cónclave que elegirá a su sucesor. Es un mandato traicionero, porque Becciu alega que, de acuerdo, que el papa puede vetar sus derechos como cardenal mientras se sustancia la condena, pero no puede interferir en sus deberes y entre ellos –tiene menos de 80 años— está el de participar en la elección del nuevo papa. Será el pleno del Colegio Cardenalicio quien decida qué hacer, pero la opinión mayoritaria parece ser que debe votar, según el Derecho Canónico. El delito de Becciu fue la compra de un edificio en Londres, operación que no resultó favorable para las arcas vaticanas, tras su venta posterior, y el desvío de fondos a una fundación católica que presidía su hermano. Por otra parte, el cardenal Sarah, guineano, de Conakry, que fue el arzobispo más joven de la historia de la Iglesia, con tan sólo 34 años, partidario del ceremonial de la misa anterior al Vaticano II (cara a la pared), furibundo anti abortista, ultra conservador, capitanea un grupo de purpurados que estaban hartos de las excentricidades de Francisco. Tiene fuerza en el cónclave. Varios de ellos quieren que Ganswein regrese a la curia y reivindican para él la dignidad de cardenal en el primer consistorio del nuevo papa. El arzobispo alemán es un discípulo aventajado de Benedicto XVI, por el que muchos purpurados electores sienten admiración y respeto. Ganswein llegó a ser el jefe de la intendencia vaticana en tiempos de Francisco (prefecto de la Casa Pontificia), que no resistió su actitud rebelde tras la publicación de un libro en colaboración con un periodista vaticanista italiano, Severio Gaeta: “Nada más que la verdad: Mi vida al lado de Benedicto XVI”. Francisco parece que encajaba muy mal las críticas. Su soberbia se puso de manifiesto cuando se desembarazó violentamente de aquella mujer oriental que le agarró la mano, en un saludo durante una Semana Santa. Debía ser un tipo de carácter el papa Francisco y con cambios de opinión súbitos. Muy argentino. El propio Ganswein reveló con la rapidez que lo desposeyó de sus cometidos, llegándolo a expulsar del apartamento que ocupaba en el Vaticano. Me da que este papa no subirá a los altares y que monseñor Ganswein sí regresará al Vaticano.

Andrés Chaves
Andrés Chaves
Periodista por la EOP de la Universidad de La Laguna, licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, ex vicepresidente de la FAPE, fundador de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna y su primer profesor y profesor honorífico de la Complutense. Es miembro del Instituto de Estudios Canarios y de la National Geographic Society.

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