Resulta que Mapi León, la futbolista del Barça, le tocó los genitales (vulgo, conejo) a Daniela Caracas, jugadora del Español, en el campo, y parece que le lanzó la frase de: “¿Tienes picha?”. No sé si le preguntó si tenía picha o pizza, que se pronuncia igual o parecido. Como lo de “me gusta la fruta”. Y no pasa nada. Aquí, cuando sólo se ven féminas en el horizonte, nadie pide perdón a nadie, ni tampoco nadie pone el grito en el cielo por la acción, como ocurrió con el pico de Rubiales a Jeni Hermoso, el pico más político, inoportuno, zafio y estúpido de la historia de España.
Cuando Míchel, a la salida de un córner, le tocó los huevos a Valderrama en el área chica, se montó la carajera y, en adelante, a Míchel se le conoció como Dolores Abril, a la que estuvo unida sentimentalmente el cantante (no el futbolista) Juanito Valderrama desde 1954. Aquello fue un cachondeo nacional, aunque hay que anotar que Míchel, que ahora está entrenando en Arabia, o por ahí, le tocó las bolas a Valderrama, hace treinta y cinco años y cinco meses, o así. Cuando eso, no existía lo woke sino el ñaca-ñaca La Cigala, en televisión, anunciando el marisco. Todo es cosa del marisco y si no que se lo pregunten a Pepe Álvarez, el de la UGT, alias Pepe el comegambas. Valderrama jugaba en el Valladolid y Míchel en el Real Madrid y, ya digo, a la salida de un córner, Míchel sintió un deseo irrefrenable de jugar a las bochas. Y Valderrama saltó como un perenquén estupefacto, al sentir la mano del madridista en sus maracas. Míchel fue multado por tocahuevos con una encomiable generosidad por parte del llamado Comité de Competición y aquí se acabó la historia, una versión futbolera del romance entre los cantantes Juanito Valderrama y Dolores Abril, folclóricos de pro, aquellos de “Adiós mi España querida” y otras cantatas al amor patrio. Los folclóricos y las folclóricas se tocaban, más recatados, en privado, como corresponde, y no en el terreno de juego. Ahora, Mapi León –ella dice que no, pero testimonios gráficos sí que hay en abundancia– le echó mano a los bajos de Daniela Caracas, morenaza futbolista del Español, en el derbi catalán. Y se ha montado otro cisco, aunque como no hay machihembrado, pues la cosa se va a quedar en una multa, o en nada. No sé, yo es que estoy alucinado con todo lo woke. Habrá que llamar a Donald Trump, colegiado adscrito al Comité de la Casa Blanca, para que arbitre estos partidos. Como decía, y muy bien, don Pedro Muñoz Seca, los extremeños se tocan, aunque ninguna de estas dos lo es, ni la actora ni la receptora del manoseo.
En los tiempos de Alfonso Paso, que las llevó al cine, en una inolvidable película basada en la obra de don Pedro, estas cosas se tomaban con humor, pero ahora por un pico confianzudo te piden años de cárcel y por un toque conejero te puede caer la perpetua. Es que, como se decía en la famosa zarzuela “La Verbena de la Paloma”, hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad. Lo decía don Hilarión, bailando a dos patas, cuan chico era, a la caza de la Casta y la Susana que eran dos pájaras para tomar nota. Yo no he dicho nada. Todo lo anterior lo ha escrito, sin mi consentimiento, la Inteligencia Artificial, señoría.
