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martes, 2 diciembre,2025

La Laguna está de moda para los escritores.- Juan-Manuel García Ramos, Julio Fajardo y ahora Domingo Medina desvelan los entresijos de la ciudad.- La gente, desaforada, se ha echado a la calle a comprar lo último.- Yo sólo quiero un roscón de Reyes de El Corte Inglés.- Alberto Vázquez Figueroa y yo escribimos en la misma novela a escote, en “El Día”, hace años.

Juan-Manuel García Ramos y sus diálogos infinitos.

Lo más delicioso que yo leí últimamente de La Laguna fue el relato de Juan-Manuel García Ramos, “La Laguna, un aperitivo infinito”, un diálogo entre don José María Hernández-Rubio, don Felipe González Vicén y don José Peraza de Ayala, que se cargaban –los tres— todos los días, ya por la tardecita, en el Bar Alemán y en otros de aquella Laguna de los 50 y 60 y hasta 70. Treinta años cargándose juntos forjan amistades indestructibles, como las nuestras cuando hacíamos “El Perenquén” en Canal 7: Juan-Manuel, Ángel Isidro Guimerá, Antonio Cubillo, Justo Fernández y un servidor de ustedes, que era el que más cobraba, con Agustín Acosta de suplente de lujo y Antonio Tavío de espectador in situ y de anfitrión posterior al programa en cualquier tugurio de la cumbre. Se forjó entre nosotros una unión indisoluble que trascendió a la duración del espacio, cuyos CDs jamás se vendieron luego en el Rastro, como sostenía Antonio Cubillo, que era un mentiroso. Pues sobre

Julio Fajardo y su prosa lagunera.

La Laguna han escrito, recientemente, Juan-Manuel, Julio Fajardo y ahora Domingo Medina, con el libro “Lo que los ojos no ven en las calles y plazas de La Laguna” (Idea), de los que sólo en El Águila se han vendido 250 ejemplares en estas fiestas. Si más arriba hemos hablado de Alberto Vázquez-Figueroa, de quien su tío José Antonio Rial, redactor-jefe que fue de “El Universal” de Caracas y Medalla de Oro de Canarias, decía que no sabía gramática (y esta era una exageración de su tío), y de su éxito con “El Barco de las Ratas”, ahora hay que decir que los “diálogos infinitos” de Juan-Manuel y “La Laguna” de Julio, libro este último que debe estar ya agotado, han sido también en su día superventas.

Domingo Medina ha escrito sobre La Laguna de Domingo de Laguna. Foto revista El Verdeño

Y el libro de Domingo medina, lo mismo, porque Domingo Medina es un agudo observador y un lagunero de pro, que le saca jugo como nadie, por ejemplo, a las ocurrencias del que fue su amigo, Domingo de Laguna, personaje peculiar, paniaguado de obispos, periodista de Escuela Oficial por recomendación, cronista que no sabía escribir y alcahuete de esquinas laguneras, una ciudad a cuyos habitantes conoció como nadie. Y entrañable. Y por La Laguna se ha echado a la calle, y por otros pueblos también, una multitud, ávida de consumir la paga extra, y la otra, y también la otra que viene, que compra todo lo que encuentra a su paso, consumidores compulsivos, nerviosos e insensatos, capaz de vaciar las estanterías de las tiendas para agradar a los parientes cercanos y lejanos y de dejar sin género a cualquier almacén que se precie. Caminan como zombis, chocan contra los coches, no respetan los semáforos, te rozan al pasar con  la esquina de la enorme caja del televisor, que transportan a duras penas. Un auténtico caos. En los grandes almacenes caminan despacio cuando han adquirido un artículo voluminoso, luciéndolo entre los que no llevan encima sino un paquete modesto, dando sensación ostentosa de poderío económico cuando deben más que Alemania después de la guerra grande.

Yo lo que quiero es un roscón de Reyes y unos calzoncillos de Hugo Boss. En la foto, el roscón.

Y yo, pobre de mí, liquidado el doble sueldo en comidas carísimas que no me puedo permitir, o no debería –y todavía quiere Alarcó que vayamos a comer, después de Reyes, por 150/euros persona, él sí, porque tiene posibles–, digo que yo sólo quiero un roscón de Reyes y un paquete de calzoncillos, eso sí, de marca, para que no me aprieten los timbales el resto del año, que los timbales a esta edad se vuelven colgajosos y desgarbados y necesitan urgente sustento de Hugo Boss. Y de algodón, por lo del rozamiento. En fin, que no hay justicia, ya lo dice también un artículo que ustedes encontrarán en la sección de opinión, referido a otra clase de justicia, no a la testicular. A mí ya sólo me preocupa esta última porque estoy empezando a tener edad para no contraer cuitas con la otra justicia, que son siempre muy desagradables de solventar, aunque tenga al lado a Inurria, que es muy bueno pleiteando el jodido. No pierde uno. Y, por cierto, ahora recuerdo que Alberto Vázquez-Figueroa y yo escribimos, él su primer capítulo y yo el último, una novela a escote que publicó “El Día” y de la que yo tengo todos los capítulos guardados. Participó un montón de gente, él la abría y yo la cerraba. Fue muy divertido porque yo me cargué todos los personajes muertos en el relato y los resucité para ahorrarme trabajo.

Andrés Chaves
Andrés Chaves
Periodista por la EOP de la Universidad de La Laguna, licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, ex vicepresidente de la FAPE, fundador de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna y su primer profesor y profesor honorífico de la Complutense. Es miembro del Instituto de Estudios Canarios y de la National Geographic Society.

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