¿Año de atentados?

Empieza el año con un atentado en Nueva Orleans (Estados Unidos), perpetrado por un musulmán norteamericano que, con su coche, atropelló a una multitud y mató a 10 perdonas y dejó heridas, algunas de ellas muy graves, a 30 más. El FBI investiga el ataque como atentado terrorista y al hombre, abatido por la policía, se le han intervenido una pistola, un rifle y, al parecer, en su domicilio, artefactos explosivos peligrosos. Este asesino ha pagado con su muerte su acto violento, pero el FBI teme que se produzcan, a lo largo de los próximos meses, otros atentados, alentados por estos que consiguen matar a personas. El animal que cometió el atropello mortal llevaba en el coche una bandera del ISIS, como no podía ser menos, y había servido en el Ejército de los Estados Unidos. Inmediatamente, Donald Trump, que dentro de unos días será investido como presidente de los Estados Unidos, ha dicho que todo es el fruto de la inmigración indiscriminada que sufre su país, pero lo cierto es que el autor de la masacre, que se llama Shamsud Din Jabar, es ciudadano norteamericano. Además de las armas citadas llevaba en el coche algunos explosivos también, por lo que no se sabe exactamente si su plan se limitaba al atropello o intentaba otras acciones. El FBI lo va a averiguar. Está claro que el mundo se está radicalizando cada día más y que las sospechas de los servicios secretos de muchos estados de que se puede producir una ola de violencia en los próximos meses tiene fundamento. No sólo por lo que está ilegalmente entrando en cada país, que es mucho y en ocasiones malo, sino por lo que ya está dentro. Se realizan pocas investigaciones en España de las personas que llegan a sus costas y entran por sus aeropuertos. La procedencia de algunas de ellas debería despertar al menos las sospechas de los servicios de información, que en España son varios, los tres principales los de la Guardia Civil, la Policía Nacional, el Centro Nacional de Inteligencia e, incluso, la Inteligencia Militar, que en ocasiones es muy eficaz, en su callada labor de prevención. No debemos descuidarnos, porque el peligro real existe. Lo de los Estados Unidos, además con un ciudadano estadounidense como triste protagonista, nos enseña a que un terrorista puede estar en cualquier parte. Sin caer en la histeria, porque no es necesario ni conveniente, es bueno permanecer alerta. Tanto las fuerzas de seguridad como los ciudadanos de a pie, estos últimos denunciando sin miedo y con fundamento cualquier comportamiento que resulte sospechoso. Porque cada vez somos más vulnerables. Y que tampoco se tenga miedo, cuando se anuncian delitos, en citar la procedencia de los agresores, como ha ocurrido recientemente en Fuerteventura, tras dos marroquíes haber presuntamente asesinado a un ciudadano noruego. Que aquí no somos bobos del todo. Ese dato también vale para las informaciones periodísticas.